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Saturday, October 04, 2008

Vientos de hambruna en Cuba

Vientos de hambruna en Cuba
CARMEN MUÑOZ | MADRID
Sábado, 04-10-08

Los huracanes «Gustav» y «Ike» no podían haber arrasado Cuba en peor
momento. En plena recesión económica mundial y con las expectivas de los
cubanos frustradas ante las mínimas reformas que Raúl Castro empezó a
adoptar al llegar al poder en febrero. Los ciclones que devastaron
provincias del Oriente, Pinar del Río y la Isla de la Juventud entre el
30 de agosto y el 9 de septiembre, dejaron daños calculados por el
régimen comunista de La Habana en 5.000 millones de dólares (unos 3.600
millones de euros), aunque los expertos doblan la cifra.
Junto al medio millón de viviviendas arrasadas, la principal secuela ha
sido la destrucción de buena parte de los cultivos básicos, sobre todo
los del plátano, café, cítricos y tabaco, explicó el economista Oscar
Espinosa Chepe, en conversación teléfonica desde La Habana. Esta semana
se empezaron a vivir los «momentos duros» de la crisis alimentaria que
amenaza a la isla y que el Gobierno vaticina que durará «seis meses».
Los agromercados que se rigen por la ley de la oferta y la demanda
aparecían desabastecidos en La Habana, con unos tristes aguacates o
plátanos en los escasos puestos abiertos. El régimen de los Castro ha
comenzado a utilizar su aparato represivo para contener el malestar
social, a acaparadores, especuladores, ladrones y la llamada «bolsa
negra» (el mercado negro), según denunció a ABC Elizardo Sánchez,
presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación
Nacional (Ccdhrn).
El régimen empieza a utilizar su aparato represivo para contener el
malestar social, los robos y el mercado negro
Lanzarse al mar
Sánchez Santa Cruz explicó ayer que seis personas acaban de ser
sometidas a un juicio sumarísimo en el poblado de Moa (en Holguín, una
de las provincias más afectadas) por «desacato a las autoridades». Sin
embargo, la verdadera razón para condenar a uno de ellos a más de seis
años de cárcel y al resto a «trabajo correccional en internamiento»
fueron «sus protestas por la falta de atención a los damnificados y la
escasez de productos básicos». Espinosa Chepe alertó que es el momento
de la revolución que «más próximas están las convulsiones sociales» y
del riesgo de que los cubanos, en su desesperación, «se lancen al mar»
en dirección a EE.UU.
Para evitar que la situación se le vaya de las manos, el Gobierno adoptó
este lunes una serie de medidas con el fin de responder policialmente a
las subidas de precios y los robos de recursos del Estado, como el
combustible o los cables eléctricos. Según publicó ese día el diario
oficial «Granma», los mercados de los «privados» deberán vender
«provisionalmente» algunos productos básicos a los precios anteriores al
desastre.
La respuesta de los vendedores ha sido dejar los mercados desabastecidos
ante la pérdida de ingresos que las medidas suponen en un momento de
caída de la producción. «Granma» advertía ayer que las autoridades
velarán para que no se creen «otros» mercados a los que los cubanos se
han visto obligados a recurrir ante la ineficacia del sistema: «En las
esquinas, en las casas, en los lugares no establecidos». El diario
también reconocía ayer que el abastecimiento de productos agropecuarios
se redujo de cinco millones de quintales en agosto a sólo un millón en
septiembre.
Los peores tiempos para la población, sin embargo, están aún por llegar,
«cuando las cosechas destruidas por los huracanes hubieran entrado en el
mercado», pronosticó desde Miami Carlos Saladrigas, copresidente del
Grupo de Estudios de Cuba. «Gustav» y «Ike» llegaron a una isla «ya de
por sí colapsada económicamente», según Saladrigas, en plena crisis
financiera mundial.
Momento para la apertura
Tanto Oscar Espinosa como Carlos Saladrigas advirtieron de las
consecuencias que esta recesión puede tener sobre la concesión de
créditos, el turismo y las remesas que envía el exilio. Los expertos
consultados sostienen que el régimen «está obligado, ahora más que
nunca, a emprender una apertura económica» y debe dejar a un lado su
«soberbia» a la hora de aceptar la ayuda internacional. Al mismo tiempo,
reclaman a la Administración Bush una moratoria en las restricciones al
exilio para enviar ayuda a sus familiares.
Los huracanes alcanzaron la isla en plena subida de los combustibles de
hasta un 80 por ciento. En medio del desastre, el dictador sostenía en
su «reflexión» de ayer que Cuba podría convertirse «en breve» en
exportador de petróleo y reclamó «rigurosa disciplina» en su consumo y
para hacer frente a las dificultades.

http://www.abc.es/20081004/internacional-iberoamerica/vientos-hambruna-cuba-20081004.html

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