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Thursday, October 09, 2008

'El sueño de Martí': patriotismo y distinción

Publicado el jueves 09 de octubre del 2008

PUNTO DE VISTA
'El sueño de Martí': patriotismo y distinción
DANIEL FERNANDEZ
El Nuevo Herald

No es nada fácil el tomar la figura de un prócer de la estatura de José
Martí y llevarla a escena en una obra musical. Sin embargo, el elenco
que estrenó en la noche del sábado en el Miami Dade County Auditorium El
sueño de Martí con libreto, canciones y música de Pedro Román pasó muy
honrosamente esta prueba de fuego.

Aunque esta producción de la Academia de las Luminarias de las Bellas
Artes (A.L.B.A.) --organización no lucrativa que fundara el propio Román
en 1989-- es de proporciones modestas, se logra el objetivo de honrar al
Apóstol de la independencia de Cuba y destacar la vigencia de su mensaje
en el momento actual a lo largo de dos horas y media de bella música y
sano entretenimiento. Y es que todos los participantes, desde el coro
hasta el extraordinario Jorge Hernández que encarna sobrecogedoramente a
Martí, pasando por los técnicos, diseñadores y operadores, todos han
dado lo mejor de sí para honrar a una figura que trasciende los límites
de su isla natal para proyectarse como una brecha de luz en un momento
en que Nuestra América se sume en las tinieblas.

Sin duda el trabajo de Hernández va a dar de qué hablar por mucho
tiempo. Tanto al actuar como al cantar mantuvo un aura de dignidad sin
resultar envarado. Creíble en todo momento, y a veces, sencillamente
increíble. Su asimilación del multifacético y enorme personaje fue la
columna vertebral de esta obra que no se hubiera sostenido si el actor
no hubiera logrado reproducir en escena a este poeta que es también
hombre enamoradizo; rebelde pero humanista; filósofo pero violento,
guerrero y a la vez de corazón sensible. En fin, un ser grande; pero muy
humano. Su entrega de Yugo y estrella fue uno de los momentos más
emotivos y hermosos de la noche.

Nattacha Amador (Doña Leonor), actriz cantante de larga trayectoria en
esta ciudad y a quien hemos aplaudido con gusto muchas veces no estaba
muy bien de voz esa noche --llovía a cántaros, sonaba algo resfriada--;
pero aun así no tuvo contratiempos y su actuación se mantuvo en su
acostumbrado nivel de profesionalismo. El popular Chamaco García, se
desdobló convincentemente como el padre, Don Mariano. Rigo Palma y Ramón
González Cuevas cumplieron cabalmente en su enlazador papel del nieto y
el abuelo que repasan la historia del Apóstol. Mención especial para el
joven Anthony Costas que hace del Martí adolescente y tiene a su cargo
la romanza Madre del alma que entregó con sensibilidad y acople, y que
también fue emotivamente acogida por el público.

Rossana Parodi con su bella voz y presencia resultó una grata sorpresa
como Carmen Zayas Bazán. Su Te digo adiós fue muy aplaudido. Muy dignos
y bien caracterizados Germán Barrios como Máximo Gómez y Patricio
Collado como Antonio Maceo; aunque no tan satisfactorios en lo musical.
El multifacético Román cumplió también efectivamente con los recitativos
en off.

El resto del reparto, los coros y supernumerarios estuvieron a la altura
de un espectáculo de gran profesionalismo. Especial mención para la
pareja de baile de José Alberto y Maritza Nodar que desarrollaron los
distintos números de baile folclórico (México, Guatemala, España, etc.).

La orquestación y la dirección musical corrió a cargo de Danny González,
mientras que Manny Albelo fue el mago de las luces y el director de
escena. No se puede olvidar la efectiva labor de Dimitri Ramírez en el
sonido, ya que salvo algunos instantes turbios al principio, los
micrófonos inalámbricos funcionaron a la perfección y no hubo nunca
desacople de pistas y cantantes. En realidad todo el espectáculo fluyó
sin baches, y a pesar de que no habían tenido la oportunidad de ensayar
cabalmente en el teatro antes de la puesta, todo salió muy bien y hasta
hubo sus momentos de brillantez. ¿Cuánto más se hubiera logrado con un
mayor presupuesto? Sin duda que si hubiera habido en escena todo un
cuerpo de baile, si las proyecciones de fondo hubieran sido más variadas
y coloridas, el espectáculo hubiera ganado mucho; pero aun así El sueño
de Martí cumplió con creces con lo que se propusiera su creador, el
talentoso Román, y por eso fue larga y emocionadamente ovacionado de
pie. Actores y público habían desafiado la fuerte lluvia para honrar al
Apóstol y no quedaron defraudados, fue una noche de patriotismo y de
arte de altura. Esperemos que la experiencia vuelva a repetirse.•

dfernandez@herald.com

http://www.elnuevoherald.com/126/story/299080.html

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